jueves, 30 de septiembre de 2010

GIBRAN KHALIL GIBRAN

Poeta, pintor, novelista y ensayista libanés.Líbano 1883 Nueva York 1931.
Conocí algunos de los escritos de este autor por un libro que mi padre tenia arrumbado con otros tantos, me llamó la atención y lo atesoré. En mi alma de niña, porque lo descubrí en mi infancia, algo llamaba terriblemente mi atención, tal vez que por ser pintor dibujaba con palabras tan hermosos lugares y sentimientos que me atrapaba. Conservé el libro y de vez en cuando llego a tomarlo y leer algunas de sus páginas, vivo cierto misticismo en él.
De pronto encuentro que las palabras que dice las leí algunas vez con parábolas de la biblia o que se encuentran plasmadas con otras palabras pero en los mismo términos de la gnosis y me parece encantador.
Hoy queriendolo usar como un escudo más, como un arma más para mi defensa del mundo y de mi propio espíritu y de mis propios yoes como dirian los gnósticos di con la lectura perfecta y quiero compartirla con mis lectores, se llama ¿Oh, mi crítico!

Déjame, oh crítico, con mi soedad. Te suplico por el amor que une tu alma a la belleza de tu compañera, y fortifica tu corazón con el amor materno, y ata tu ternura al hijo amado, que me dejes solo.
Déjame con mi soledad, con mis sueños, y espera hasta mañana, porque al mañana sabrá juzgarme mejor.
Me has dado consejos que son como espectros que llevan al alma al entorpecimiento y la conducen adonde la vida está sorda como el barro.
Tengo un corazón pequeño, que deseo libertar de la oscuridad de mi pecho, ponerlo sobre mis palmas, explorar sus profundidades y conocer sus secretos. No lo aceches, oh crítico, con los venablos de tus creencias, no lo obligues a seguir preso en su jaula antes de verter  la sangre de sus recónditos secretos y cumplir con el deber que los dioses le asignaron desde que fue creado por la belleza y el amor.
Ya amaneció. Canta la alondra y el ruiseñor, y esparcen su aroma las flores. Quiero librarme del pesado sueño para ir con mis blancas ovejas. No me detengas, oh crítico, y no me intimides con el león de la selva ni con la serpiente del valle, porque mi alma no conoce el miedo ni teme el mal antes de que lleguen.
Déjame, oh crítico; no me aconsejes, que las desgracias han despertado mi corazón y las lágrimas mi fantasía, y la tristeza me ha enseñado el lenguaje de los corazones.
No me hables de vanidade; mi conciencia es un juez incorrupto, me defiende de los castigos cuando incente y me condena cuando criminal
Ya pasó la procesión del amor, y con ella iban, la belleza con el estandarte y la juventud tocando los clarines de la alegría. No me detengas, oh crítico; déjame seguirla, que el camino aún está lleno de rosas y nardos, y el viento con olor a incienso.
Déjame, no me hables de dinero y de éxito, mi alma es rica con sus tesoros y grande en la gloria de los dioses.
Me aparto de la política falaz y de las intrigas y de los secreetos de sus dirigentes; toda la tierra es mi patria y todos los hombres hermanos míos.

Después podrán leer "Háblanos del amor" que es un complemento de vida diaria:


Dijo Almitra: Háblanos del Amor.


Y él levantó la cabeza, miró a la gente y una quietud descendió sobre todos. Entonces, dijo con gran


voz:


Cuando el amor os llame, seguidlo.


Y cuando su camino sea duro y difícil.


Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la espada entre ellas escondida os hiriera.


Y cuando os hable, creed en él. Aunque su voz destroce nuestros sueños, tal cómo el viento norte


devasta los jardines.


Porque, así como el amor os corona, así os crucifica.


Así como os acrece, así os poda.


Así como asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se estremecen bajo el


sol, así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra.


Como trigo en gavillas él os une a vosotros mismos.


Os desgarra para desnudaros.


Os cierne, para libraros de vuestras coberturas.


Os pulveriza hasta volveros blancos.


Os amasa, hasta que estéis flexibles y dóciles.


Y os asigna luego a su fuego sagrado, para que podáis convertiros en sagrado pan para la fiesta


sagrada de Dios.


Todo esto hará el amor en vosotros para que podáis conocer los secretos de vuestro corazón y


convertiros, por ese conocimiento, en un fragmento del corazón de la Vida.


Pero si, en vuestro miedo, buscáreis solamente la paz y el placer del amor, entonces, es mejor que


cubráis vuestra desnudez y os alejéis de sus umbrales.


Hacia un mundo sin primaveras donde reiréis, pero no con toda vuestra risa, y lloraréis, pero no con


todas vuestras lágrimas.


El amor no da nada más a sí mismo y no toma nada más que de sí mismo.


El amor no posee ni es poseído.


Porque el amor es suficiente para el amor.


Cuando améis no debéis decir: "Dios está en mi corazón", sino más bien: "Yo estoy en el corazón


de.Dios."


Y pensad que no podéis dirigir el curso del amor porque él si os encuentra dignos, dirigirá vuestro


curso.


El amor no tiene otro deseo que el de realizarse.


Pero, si amáis y debe la necesidad tener deseos, que vuestros deseos sean éstos:


Fundirse y ser como un arroyo que canta su melodía a la noche.


Saber del dolor de la demasiada ternura.


Ser herido por nuestro propio conocimiento del amor. Y sangrar voluntaria y alegremente.


Despertarse al amanecer con un alado corazón y dar gracias por otro día de amor.


Descansar al mediodía y meditar el éxtasis de amar. Volver al hogar con gratitud en el atardecer.


Y dormir con una plegaria por el amado en el corazón y una canción de alabanza en los labios.
 
RAZÓN Y CONOCIMIENTO

Cuando te habla la razón, escucha lo que te dice y serás salvo. Haz buen uso de sus recomendaciones y serás como un hombre armado. Porque el Señor no te ha dado guía mejor que la Razón, ni brazo más fuerte que la Razón. Cuando la Razón habla a tu yo más profundo, te pone a prueba contra el Deseo. Porque la Razón es un ministro prudente, un guía leal y un sabio consejero. La razón es luz en las tinieblas, como la ira es oscuridad en medio de la luz. Sé sabio, que, tu guía sea la Razón, no el impulso.

Pero debes tener presente que, aunque la Razón esté a tu lado, de nada te vale sin la ayuda del Conocimiento. Sin su hermano de sangre, el Conocimiento, la Razón es como la pobreza sin hogar; y el Conocimiento sin la Razón es como una casa sin protección. Y de poco te valdrá hasta el mismo Amor, la Justicia y la Bondad, si no van acompañados de la Razón.

El hombre culto, pero carente de juicio, es como un soldado que entra en combate sin armas. Su cólera emponzo¬ñará a su comunidad, y él será como el grano de áloe en una vasija de agua pura.

Razón y conocimiento son como cuerpo y alma. Sin el cuerpo, el alma no es más que viento vacío. Sin el alma, el cuerpo no es más que una estructura carente de sentimiento.

La razón sin conocimiento es como la tierra sin labrar, como un campo yermo, o como el cuerpo humano sin ali¬mento.

La razón no es como las mercancías que se venden en los mercados, que mientras más abundan, menos valen. El valor de la razón merma al abundar. Pero, cuando se vende en el mercado, sólo el sabio es capaz de entender su verdadero valor.

El insensato no ve sino insensateces; y el loco no ve sino la locura. Ayer rogué a un tonto que contase los tontos que se movían en torno nuestro. Se echó a reír y me contestó:

"Es una tarea demasiado difícil y me llevaría mucho tiempo. ¿No sería mejor que contase sólo los sabios?"

Conoce tu verdadero valor y no perecerás. La razón es tu luz y tu antorcha de la Verdad. La razón es la fuente de la Vida. Dios te ha dado el Conocimiento para que a su luz no sólo le adores a él, sino que te veas a ti mismo con tus flaquezas y con tu fortaleza.

Si no te quitas primero la paja que tienes en el ojo, no podrás ver la de tu vecino.

Examina cada día tu conciencia y corrige tus faltas; si no cumples con este deber no serás fiel al Conocimiento y a la Razón que hay dentro de ti.

Obsérvate a ti mismo, como si fueras tu propio enemigo; porque no puesdes aprender a gobernarte, mientras no aprendas primero a gobernar tus pasiones y a obedecer a los dictados de tu conciencia.

Oí una vez decir a un hombre: "Todos los males tienen remedio, menos la insensatez. Reprender a un necio insensato o predicar a un idiota es como escribir en el agua. Cristo curó a los ciegos, a los lisiados, a los paralíticos y a los leprosos. Pero a los idiotas no pudo curarlos."

Estudia un problema desde todos los ángulos y tendrás la seguridad de descubrir dónde se ha deslizado el error. Cuando el portal de tu casa es ancho, procura que el pasi¬llo de atrás no sea demasiado estrecho.

El que intente aprovechar una oportunidad después que ha pasado junto a él, es como el que la ve acercarse, pero no sale a su encuentro.

Dios no obra el mal. Nos da la Razón y el Conocimiento para que estemos siempre en guardia contra los peligros del Error y de la Destrucción.

Bienaventurados aquellos a quienes Dios ha hecho merced con el don de la Razón.


Esta parte es increible, sobre todo porque me reconozco como esa parte de reacciçon de la mujer, aunque deberiamos actuar como lo hizo el hombre

AMOR Y ODIO

Una mujer dijo a un hombre: -Te amo.


Y el hombre respondió: -Mi corazón se cree merecedor de tu amor.


Y la mujer habló: -¿No me amas?


Y el hombre sólo elevó sus ojos hacia ella y calló.


Entonces la mujer gritó: -Te odio.


Y el hombre dijo: -Pues, entonces, mi corazón también es merecedor de tu odio.





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